La renuncia de Alfonso XIII
Al País.
Las elecciones celebradas el domingo me revelan mente que no tengo hoy el amor de
mi pueblo. Mi conciencia me dice que ese desvío no será definitivo, porque procuré
siempre servir a España, puesto el único afán en el interés público hasta en las más
críticas coyunturas.
Un rey puede equivocarse, y sin duda erré yo vez; pero sé bien que nuestra Patria se
mostró en todo momento generosa ante las culpas sin malicia.
Soy el rey de todos los españoles, y también un español. Hallaría medios sobrados para
mantener mis regias prerrogativas, en eficaz forcejeo con quienes las combaten. Pero,
resueltamente, quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro en
fratricida guerra civil. No renuncio a ninguno de mis derechos, porque más que míos
son depósito acumulado por la Historia, de cuya custodia ha de pedirme un día cuenta
rigurosa. Espero a conocer la auténtica y adecuada expresión de la conciencia
colectiva, y mientras habla la nación suspendo deliberadamente el ejercicio del poder
real y me aparto de España, reconociéndola así como única señora sus destinos.
También ahora creo cumplir el deber que me dicta mi amor a la Patria. Pido a Dios
que tan hondo como yo lo sientan los demás españoles.
Madrid, 14 de Abril de 1931.
No hay comentarios:
Publicar un comentario